martes, 10 de marzo de 2015

Segunda entrega de Beerlowsky, la cerveza del 30 aniversario de Railowsky.


Mª José Rodríguez Molina y José Ramón Sanchis Alfonso nos presentan su libro: " Una nueva visión de la fotografía española : La obra de José Martínez Sánchez ( 1807 - 1874 )", publicado por Railowsky. La presentación tendrá lugar el 12 de marzo a las 19:30 .
Los autores nos descubren a una figura fundamental de la fotografía española del siglo XIX, coetáneo de J. Laurent.

Aprovecharemos para presentar en sociedad la segunda entrega de Beerlowskys, la cerveza del 30 aniversario de Railowsky. En este caso han cedido una fotografía para las originales etiquetas de sus botellines los siguientes fotógrafos : José Aleixandre, Manel Bellver, Joaquín Berchez, Vari Caramés, Josep Escuín y Rubén García. Gracias a todos por su colaboración. Recordar que consumiendo Beerlowsky ayudas a la realización de las actividades culturales de Railowsky.








 Sobre el libro:

Durante mucho tiempo la historiografía española ha concedido un protagonismo, casi exclusivo, a los fotógrafos extranjeros que ejercieron su actividad en España, principalmente Charles Clifford y Juan Laurent, en detrimento de los españoles. Sin quitarles la importancia que aquellos merecen, este hecho ha devenido en que otros fotógrafos, como José Martínez Sánchez, de igual talla y mérito, hayan sido ignorados o incluso pasado a un segundo plano y no se les haya reconocido su lugar en la historia de la fotografía española. No obstante, en los últimos años algunos fotohistoriadores han empezado a valorar la obra de Martínez Sánchez, que en buena parte permanecía inédita, y lo han incluido entre los más relevantes protagonistas en el desarrollo de las técnicas fotográficas en España. Sus fotografías han sido consideradas como verdaderas obras maestras del retrato fotográfico español, propias de un genio fotográfico aislado, en palabras de Gerardo Kurtz. Otro aspecto importante a destacar de su obra es el amplio elenco de la sociedad madrileña, en sus más variados niveles sociales: aristócratas, políticos, comerciantes, artistas del teatro, escritores, pintores, fotógrafos, etc. que pasaron por sus estudios.
 



En este libro se ha investigado su biografía, y se ha comprobado que una buena parte de lo conocido hasta estos momentos presentaba muchas inexactitudes, que a pesar de lo ya publicado, se siguen repitiendo. Se ha fijado su nacimiento en el año 1807 -un año antes de lo que hasta ahora se había apuntado-, y su defunción en la ciudad de Valencia -dato desconocido hasta el momento-. Aunque valenciano de nacimiento, procedente de una familia de notarios, se estableció en Madrid como fotógrafo, donde estuvo ejerciendo esta profesión al menos desde principios de la década de los cincuenta hasta finales de los sesenta. Se ha localizado cada uno de los estudios que tuvo, y se ha fijado el periodo de actividad en cada uno de ellos; se ha lanzado una hipótesis sobre su posible formación, se han indicado las diversas asociaciones con otros fotógrafos, sus ayudantes y discípulos, se ha estudiado su faceta como retratista, como reportero, sus aportaciones a las técnicas fotográficas y sus inventos. Su familia, su círculo de amistades...
Fue el primer fotógrafo, junto con Antonio Cósmes, en realizar un reportaje oficial de un viaje de la reina Isabel II, en concreto a la ciudad de Valencia en 1858, antes incluso que los del inglés Charles Clifford. Se han analizado y estudiado las diferentes tomas que hicieron de aquel viaje, que se encuentran en la Biblioteca de Palacio Real, en la Biblioteca Nacional de España y en la Universidad de Navarra; asimismo, se han seguido las vicisitudes de los fotógrafos desde que salieron de Madrid hasta que entregaron la carpeta-álbum a la reina. Pero además, José Martínez Sánchez destacó en la investigación y divulgación de las técnicas fotográficas. Fue el descubridor -a pesar de todo lo escrito hasta este momento- del procedimiento leptográfico, de lo cual aportamos por primera vez pruebas de este hecho, y que posteriormente comercializó formando sociedad con Laurent. A su vez, fue un habitual colaborador en las principales revistas de su tiempo dedicadas a la fotografía. Tampoco hay que olvidar su faceta como maestro de otros fotógrafos.
Martínez Sánchez, junto con Juan Laurent, recibió el encargo de realizar el reportaje fotográfico de las obras públicas de España para presentarlas en la Exposición Universal de París de 1867. El conjunto de las fotografías fueron organizadas en seis álbumes temáticos (faros, puentes antiguos, puentes de fábrica modernos de carreteras y ferrocarriles, puentes de hierro, obras diversas -desmontes, trazados, túneles, puertos, etc.-, y las obras del Canal de Isabel II tomadas anteriormente por Clifford), que proporcionaron una nueva imagen de España en el extranjero. Lucio del Valle, presidente de la Comisión, pretendía mostrar que España no era una nación atrasada y que los logros de la ingeniería española eran importantes. Por este trabajo, en el que tomó más de doscientas imágenes, podemos calificar a Martínez Sánchez como uno de los más sobresalientes fotógrafos españoles de las obras públicas del siglo XIX. Tras su estancia en la capital de España, en 1870 se estableció en Valencia, donde abrió un gabinete fotográfico, y en esta ciudad permaneció hasta su fallecimiento de 1874. No obstante, su estudio de Madrid continuó activo en manos de su sobrino Eduardo Blasco y su mujer Alejandrina de Alba, que posteriormente se casaría, una vez viuda, con el también fotógrafo Juan Astray.
En este libro se ha dedicado un importante apartado a la Colección Castellano de la Biblioteca Nacional de España, a la que se ha intentado dar una nueva visión. Se ha afirmado, tras una serie de pruebas, que los álbumes que forman la colección son los del estudio de Madrid de Martínez Sánchez y sus sucesores. Hace ya unos años Gerardo Kurtz lanzó esta hipótesis, y se ha intentado constatarla. Analizamos la formación de estos álbumes, cómo y cuándo llegaron a manos de Manuel Castellano, cuándo ingresaron en la Biblioteca Nacional; y también las vicisitudes padecidas por éstos y la formación de los dos álbumes modernos
a principios del siglo XX. Se han atribuido fotografías existentes en esta colección a otros fotógrafos, especialmente a José Sánchez Rodríguez, a Eusebio Juliá y al infante Sebastián Gabriel.
Igualmente, después de haber estudiado la ubicación de los distintos estudios fotográficos de José Martínez Sánchez y el de otros fotógrafos instalados en la Puerta del Sol en esta época, nos permitimos atribuirle la autoría de las más de cincuenta fotografías de la reforma de esta plaza madrileña, realizadas entre 1855 y 1862, existentes en la Colección Castellano. Captan el aspecto antiguo de la plaza, el derribo de los edificios y la reconstrucción.
También se ha incluido en este libro un estudio de Marta López Beriso que recoge y analiza las fotografías de obras públicas que José Martínez Sánchez realizó en las provincias de Madrid, Guadalajara, Logroño, Navarra, Vizcaya, Huesca, Zaragoza, Lérida, Barcelona, Gerona, Tarragona, Valencia, Cuenca, Teruel, Castellón, Murcia, Albacete, Alicante, Granada, Córdoba, Málaga, y Almería para la Exposición Universal de París de 1867, fundamental para delimitar definitivamente la obra de este fotógrafo y la de J. Laurent. Hay que tener en cuenta que desde 1868 Laurent dispuso de los negativos de Martínez Sánchez y empezó a comercializarlos bajo su propia autoría, hecho que ha contribuido a considerar que era obra de un único autor.
La intención fundamental ha sido recuperar la obra de Martínez Sánchez, que ha pasado a la historia de la fotografía española, en buena parte, a la sombra de la Casa Laurent, y sobretodo como anónima. Consideramos que este estudio se encuentra en una etapa inicial y lo que se ha perseguido con él es abrir nuevos caminos a futuras investigaciones. Manuel Candela, ya en 1870 lamentaba el escaso reconocimiento del procedimiento leptográfico inventado por Martínez Sánchez, y afirmaba que este fotógrafo no tenía “más culpa que su modestia y escasas pretensiones”, y por tanto no había merecido “que su nombre figurara cual debiera en la historia del arte”.